lunes, 6 de abril de 2020

EL VIRUS SOMOS NOSOTROS



Por: Eloy Gutiérrez Anaya

A propósito de lo que está pasando hoy en este planeta, sea la oportunidad para recordar que la tierra ha pasado por periodos glaciales, por diluvios, por cataclismos, tsunamis, y toda serie de desastres que cada tiempo suceden; sin embargo, siempre se recupera, se resetea y una nueva era aparece; ahora, hay un común denominador en estos acontecimientos; el ser humano desaparece por completo, es como si la tierra por si sola tiene esa capacidad, eso sí, sin la presencia del hombre.

Desde la historia del génesis y pasando por todos los libros de historia que anteceden a la biblia; el hombre tiene un antagonismo frente a los demás actores que la habitan, su comportamiento, su relación con la naturaleza, y su aparente estupidez frente a los elementos que sustentan su propia existencia, hace pensar incluso que el ser humano no pertenece a este planeta, (Otra teoría de nuestro origen); sin embargo, según la doctrina cristiana estos son acontecimientos que ya estaban profetizados y que hacen parte del plan de un Dios que está preparando un escenario para la llegada de un mesías que salvará a una parte de la humanidad; o lo que según su doctrina se denomina, un pueblo elegido; el problema es que ya llevamos miles de años esperando.

Por esos mismos albores; y repasando la literatura existente sobre la humanidad; muchos autores coinciden en catalogar al planeta como “una gran fábrica” una enorme plantación que inconscientemente extrae y genera recursos para servir a una civilización superior que los mantiene esclavizados para su propio beneficio, por ejemplo, según las tablillas de Sumeria, somos un experimento genético que resultó de manipular y cruzar los genes del primate que requerían los habitantes del planeta Nibiru para explotar las minas de oro en África y oriente medio, con una raza superior enviada por los dioses a coordinar la misión en este planeta; el resultado, un ser más o menos inteligente, lo suficiente para creerse libre pero no tanto para que notara que era un esclavo. El hecho es que ese libre albedrio le permitió al hombre descubrir su peor faceta, no se sabe si por error en ese cruce, algún detalle del procedimiento falló milimétricamente y le dio a este ser “civilizado” la capacidad de hacer daño, de mostrar su lado violento, de contaminar, de matar por deporte, de envenenar su propia comida, de perseguir su propia codicia, de anteponer su vida misma al materialismo, al dinero, e intentar destruir por todos los medios su propio hábitat; este comportamiento es mayoritario; solo un porcentaje minúsculo lucha por restaurar el orden natural, son proscritos, vapuleados, perseguidos y ridiculizados, todo parece indicar que este minúsculo grupo serían los que hacen parte de ese “pueblo elegido”.

Hoy, cuando después de casi dos semanas en que la tierra ha descansado por lo menos de 98% de la presencia de los humanos, se restaura el aire, las playas se limpian, los animales que se creían extintos reaparecen a ocupar su espacio del que fueron sacados por obra del mismo hombre; los ríos se descontaminan, hasta el sol brilla diferente; en fin, la tierra recobra su equilibrio y nos demuestra una vez mas, que no nos necesita, necesitamos de ella, somos sus invitados o en el peor de los casos, somos los intrusos aquí.

Las teorías que para muchos hoy no son creíbles; vaticinan que un grupo de esos seres que nos visitaron hace miles de años, ya se dieron cuenta que llegó la hora de podar esta granja, de quitar la maleza en que nos convertimos, y para ello están contempladas varias alternativas, guerras, destrucción de la procreación, caos social, divisiones internas, pandemias artificiales, hambruna y si todavía queda algo de maleza, eliminación mecánica (Vacunación masiva).

Por más fantástica o increíble que nos parezca estas teorías o independientemente de lo que tu creas, la realidad es que a este ritmo la tierra no soportará a lo sumo treinta años más, y por ende se requiere acelerar el proceso de limpieza, el cual, si te tomas el trabajo de revisarlo hilando muy delgado, ya empezó.



El problema no es el virus que está en el ambiente, el real problema es que el peor virus, somos nosotros.

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